Escrito por Natalia Esparza-Mendoza
“Hebra rota” es un relato escrito por la escritora puertorriqueña Mayra Santos-Febres que forma parte de su colección de cuentos “Pez de Vidrio” (1994). El cuento trata de Yetsaida, una niña pequeña que por fin cumple los 13 años y puede ir a un salón de belleza para hacerse el cabello. A lo largo del proceso detallado de su primer glaseado y cómo aprende a cuidar su cabello con ese tratamiento, termina adorando a lo que representa el salón de belleza y a su dueña Doña Kety. Desafortunadamente, todas las mujeres del cuento tienen algún esposo, padre o pariente abusivo. El cuento examina las expectativas culturales de belleza y la violencia desde la perspectiva de una joven negra en Puerto Rico. Santos-Febres desafía las concepciones tradicionales tomando temas de género y raza y convirtiéndolos en un tipo de esperanza para la protagonista inocente.
Algunos de los temas principales a través del relato son la relación entre las mujeres que se ayudan entre ellas, la religión, la fuerza de voluntad de las mujeres y el empoderamiento del cuerpo. El tema de la relación entre mujeres, especialmente la amistad y el cuidado maternal que se tenían entre ellas en el salón de belleza, es algo que les da un motivo para seguir viviendo y seguir cuidando a las protagonistas. Tanto la niña pequeña como su peluquera están viviendo situaciones sumamente difíciles y violentas en sus casas, pero eso no las detiene de buscar asilo en el gusto de arreglarse y cuidarse el cabello. A diferencia de las actitudes alcohólicas y la inestabilidad en sus casas, “la belleza es cierta” y van a lo seguro a este espacio que las protege (Santos-Febres, 61). Doña Kety le tiene un cariño muy fuerte a la protagonista y se nota en la forma cuidadosa, sin filtro y maternal que presenta en tratamiento; pero no solo es eso, sino que representa algún símbolo de paz o mensaje en contra de la violencia. Hasta usan productos que “no son crueles con los animales ni con el medioambiente” (Santos-Febres, 64).
De la misma forma, Santos-Febres usa mucho el tema de la religión para incorporar sus mensajes sobre género y violencia, especialmente las imágenes guardianas en este cuento. En lo que le está haciendo el cabello, Yetsaida le reza “Oh diosa del pelo sano, Santa protectora del brillo y la humedad” (Santos-Febres, 59). Doña Katy representa la guardiana indirecta de la protagonista porque al llevarla de la mano en este proceso que parece solamente tratar de su cabello, le está abriendo la puerta a una fase de su vida como mujer y a un superpoder casi sobrenatural para poder combatir su realidad violenta. Igualmente, la narradora dice que su sueño sería tener su propio salón de belleza y estudiar en una academia de belleza famosa para poder ser igual que Doña Kety. Este tipo de adoración casi encarna lo valiosa que es Doña Katy para ella en su futuro, es algo hermoso y sumamente puro viniendo de una niña que la admira.
El último tema que parece ser sumamente importante para el mensaje del cuento es el uso del cuerpo para apropiar el estereotipo y la triste realidad de la violencia doméstica que la mujer puertorriqueña suele vivir. A través de todo el relato, la niña conecta lo rojo de la sangre de la nariz golpeada de su mamá con el rojo fosforescente de la peinilla caliente en el salón de belleza, pero no solo es eso (Santos-Febres 60). Como hasta ir al salón de belleza es un lujo que se puede dar solamente al atardecer, ese mismo rojo se ve en el atardecer y en el color del tinte del hermoso cabello de Doña Katy. Hasta los pocos rasgos físicos que se describen en el cuento tienen un mensaje de lo fuertes que son estas mujeres y la fuerza de su voluntad. Por ejemplo, el brazo de doña Kety disque tiene un “mapamundi… que dan fe de su valor y sacrificio” (Santos-Febres, 58). Siendo la dueña del salón de belleza y la mujer que por cómo cuida su apariencia y su cabello hermoso, no solo se cuida ella pero también dedica su vida y su profesión ayudar al resto de las mujeres de ese pueblo combatir sus realidades violentas. Es por eso que tiene cicatrices físicas de quemaduras después de tanta guerra emocional que ha ayudado a superar. De esta forma, la autora está reclamando el cuerpo de la mujer negra e insinúa que esto es una fuente de fuerza para las mujeres de esas comunidades.
En conclusión, además de ser un cuento sobre las relaciones tan poderosas entre las mujeres para cuidarse y ayudarse entre ellas, la escritora logra establecer esta nueva imagen de una mujer caribeña negra empoderada por sus apariencias en vez de ser reducida a un cuerpo pasivo en maltrato como los estereotipos dictan.