Escrito por A’Nya Harrison
La escritora Excilia Saldaña ha sido conocida por su exploración de la vida afrocubana. Una nativa de la isla, ella escribía sobre la vida diaria de las mujeres negras que ella había admirado, como su abuela. Esta obra, Monólogo de la esposa, revela los desafíos internos de las mujeres cuyo poder solamente existe en la casa. La autora utiliza elementos literarios como las alusiones y las metáforas para describir la transformación de la esposa mientras que la voz poética viaja atrás en el tiempo al sitio de su subyugación.
La voz poética empieza el monólogo como En su papel como sacerdotisa de la comunidad, no puede resolver los problemas de los otros sin investigar lo que causó las (metafóricas) manchas de sangre en sus manos.
Un tema prevalente en la obra es la relación entre la voz poética femenina y los hombres que la rodean, especialmente cómo sus perversiones contribuyen a la mancha en las manos de la narradora. Por todo el poema, ella repite la pregunta “¿Quién es el primero?”, tratando de saber cuál de los hombres empezó el trauma, una referencia a los casos extremos de violencia sexualizada que se aguantan las mujeres afrocaribeñas durante esa época y hoy en día también. En la página 26, el poema provoca estos sentimientos exactos a través de su uso de imágenes vividas:
¿Quién es el primero? / ¿Quién escribe con mis senos elegía de nata y ayes? / ¿Quién me convoca en sus noches? / ¿Quién desprecia al azor / pero no cazarme? / ¿Quién se apena de ser lobo / tras aullarme? / ¿Quién quisiera tener un falo de hiedra, / para treparme? / ¿Quién fue, / quién es, / quién será el primer? / ¿Quién me doró las manos de sangre? (26)
Aquí se invoca la naturaleza, específicamente los depredadores como el lobo y el azor que se alimentan de carne. Aunque hay momentos en que la esposa se considera como una sacerdotisa, la narradora sabe que los hombres la miran como una presa que necesitan cazar, violar y guardar como un trofeo. Se da cuenta de la vergüenza que tienen ellos seguramente, pero su orgullo y el deseo de impresionarles a otros hombres determina cómo ellos tratan a las mujeres las cuales se convierten en sus esposas.
Según una escena retrospectiva en la página 36, entendemos que el padre fue el primer hombre que empezó este ciclo de explotación del cuerpo, como él no solo la introdujo al mundo sexual lleno de depredadores, sino él mismo la aprovecha (“Y me saca el Padre / y me da la vuelta / y me gira en el humo / y me cerca en la siesta. / ¡La niña no tiene niña. / Ay, tarde de incesto y teas!”). Este hecho, en combinación con el uso de las imágenes naturales de predadores carnívoros, insinúa que la violencia es casi como un instinto primal para los hombres que siempre continúa de ciclar.
Desafortunadamente, los casos de incesto y la hipersexualización de las mujeres son muy comunes, especialmente en la diáspora africana. La agresión sexual es más frecuente hacia las chicas negras y ocurre más joven que sus compañeras blancas. En su obra “Racism and Sexism in Brazilian Culture”, Leila Gonzalez localiza esto en la relación entre los hombres y la mujer esclavizada. El jefe las violaba para satisfacer los deseos que eran demasiado sexuales y degradantes para sus esposas blancas. A su vez, socavaban el poder del hombre negro de controlar su familia, especialmente porque si ellos hubieran dicho algo, serían vendidos. En esta manera, tanto los hombres negros como los blancos querían controlar a la mujer negra para demostrar su masculinidad.
Sin embargo, como se mencionó más temprano, ellas también tienen que apoyar la casa, son “the dogsbody that carries her family and that of others on her back” (Gonzalez 152). Miramos este tipo de clasificación en la primera parte del poema donde la narradora describe que todos en la comunidad vienen a ella para su sabiduría. En la página 18, se describe a sí misma como un cántaro que se encarga de llenar el mar, pero al fin de día no hay nada que llene a ella. El poema demuestra que los hombres roban todas las partes de las mujeres afrocubanas, tanto su inteligencia como su cuerpo, y por esto es una patraña que una mujer pueda vivir en esto como una esposa feliz.
Fuentes
Saldaña, Excilia. “Monólogo de la esposa.” University Press of Florida, Bilingual edition, 2019, pp. 12-43.