Revista Væranda

Escrito en el 2017 y publicado en agosto del 2018 en el estado de Zacatecas, México.  La novela “Diego de Ibarra y el Cristo que se arrastra” aborda a uno de los conquistadores y descubridores de Zacatecas en su aspecto humano y un poco espiritual; sin justificar la conquista del centro-norte del país.

 

La narrativa del proyecto es una sencilla.  El autor es un escritor del siglo XXI y en una expresión de él, se reconoce como un hombre “hipnotizado por la historia de la Conquista de México”.  Indudablemente que siendo mexicano, conquistado y sometido por la cultura española, hace un verdadero esfuerzo por describir la aventura y hazaña de un conquistador español como lo fue Diego de Ibarra.

 

El tema de la novela, es la conquista de México desde el punto de vista del conquistado, que con su sangre europea, destaca la hazaña de este aventurero, que, universalmente, todos podemos ser, no importando nuestro origen.  Un rasgo de singularidad del proyecto es la descripción del viaje del personaje principal: desde Bilbao hasta la Nueva España.  El autor de “Diego de Ibarra y el Cristo que se arrastra” logró su intención: describir varios rasgos de la conquista de México sin que duela tanto.  En su narrativa, hay momentos que se convierte en un escritor indigenista en favor de la raza mexica.  Si acaso faltaría algo en la narrativa, sería la utilización del lenguaje español de 1541; sin embargo, para la comprensión del lector actual, el autor no lo hizo así, y a todas luces se observa que el escritor es dueño de una abundante prosa narrativa con característica de esta época de inicios del siglo XXI.

 

La estructura interna de este texto narrativo de 192 pp, abarca la vida del español Diego de Ibarra nacido el 23 de diciembre de 1520, en San Andrés de Éibar, Guipúzcoa, territorio Vasco, y que el día 1 de marzo de 1540, a la edad de 19 años, salió del puerto de Bilbao, pasó por las Islas Canarias, por Santo Domingo, llegó a la villa de la Vera Cruz; luego a Zempoala, a Cholula y arribó a la bella e imponente ciudad de Tenochtitlan que estaba en plena transformación.  De aquí partiría la búsqueda de su tío Miguel de Ibarra, encomendero de Nochistlán, quién lo recibiría y educaría como soldado.

 

En los campos de batalla, Diego de Ibarra tendría la experiencia más dura de la sobrevivencia humana: el salvajismo de la conquista.  Cierto que él vino a la Nueva España bajo una visión de un Cristo que él vio arrastrarse en el corredor de su casa, allá en San Andrés de Éibar de la región vasca, que le decía: “allá espera Dios” y que él interpretaría como su viaje a la Nueva España.  Esta expresión lo acompañaría hasta su muerte acaecida en la Cd. de México el 24 de febrero del año 1600.

 

En el análisis formal de la obra, se observa una relación clara entre la forma y el contenido.  La forma tiene un sonido agradable al oído porque el autor rescata o crea diálogos muy atractivos entre sus personajes.  El nivel morfosintáctico se relaciona perfectamente para darle al sujeto la personalidad de unas acciones muy fuertes; estas acciones serían sus objetos directos acordados en sus circunstanciales de lugar, modo y tiempo.  El autor conoce el uso del idioma.  En el nivel semántico, el autor rescata el significado de palabras como condestable, gregorianos, güirilas, y además, muchos vocablos sobre la navegación, aparte de los de las armas, etc.

 

El contenido, expresado con sencillez, logra transmitir el tema histórico de la conquista de México.  El uso de imágenes fortalece el contenido.  Las metáforas salen a cuenta gotas, pero brillan:

– “Allá espera Dios”, es una metáfora que le da fuerza a toda la obra porque es el motivo de búsqueda de un destino, es la meta a seguir y es el final de la vida.  El personaje principal persigue su razón de ser y de vivir.  Cuando el personaje llega a su fin, el autor le da cuerpo a otra metáfora “El Cristo me soltó suavemente sobre la silla mecedora” que viene ser el abandono terrenal.

– “Dios ha muerto y yo soy un huérfano adoptado por el diablo” expresa el personaje cuando está en Nochistlán y refleja toda la barbarie y salvajismo con que se conquistó el reino de Nueva Galicia.

– “El pasado está lleno de futuro” es una antítesis que refleja, otra vez, la búsqueda del ser. Diego de Ibarra es el personaje que desde pequeño quiso triunfar, sirvió a la corte de España y, en la Nueva España, después de la gran conquista que realizó la Nueva Galicia y en la Nueva Vizcaya, reclamó de la Corona el título de Conde.  El Rey nunca se lo concedió, a pesar de los méritos logrados y la única forma de desquitarse de esa autoridad, el personaje en voz de su autor lo menciona de “puto rey”.

 

El tema desarrollado consigue interesar al lector que ya tiene nociones, y también del que no, sobre la conquista de México.  El interés, es porque los hechos tienen una secuencia lógica en la línea del tiempo.  El autor, hábilmente, intercala historias sobre la marcha del personaje.

 

El tiempo verbal utilizado es el pasado y el copretérito que le dan fuerza a las expresiones en un tiempo que sucedió pero que se prolonga.

 

Los lugares por donde transita el personaje son: San Andrés de Eibar, Las Islas Canarias, Santo Domingo, Vera Cruz, Zempoala, Cholula, Tenochtitlan, Guadalajara, Nochistlán, Zacatecas, Nueva Vizcaya, Pánuco, Tultitlán.  Quizá la acción más fuerte se desarrolla al norte del país donde el fundador de Zacatecas, junto con Bañuelos, Oñate y Tolosa, desenvuelven una acción de fundar pueblos y someter a las tribus chichimecas.

 

Los personajes secundarios se agregan a la acción del principal, no importando el rango social.  El tío Miguel de Ibarra, encomendero de Nochistlán, lo apoya incondicionalmente y lo hereda todos sus bienes.  Cristóbal de Oñate, Baltazar Temiño de Bañuelos, Juan de Tolosa, pasan por la narración como hermanos de la conquista.  Su sobrino Francisco de Ibarra también transita como fundador de la Nueva Vizcaya.  Su esposa Ana Velazco, hija del virrey Luis de Velazco, sus hijos: Luisito y Marianita son la parte sentimental del personaje.

La obra “Diego de Ibarra y el Cristo que se arrastra” aporta conocimientos históricos, que aunque novelados, no dejan de ser importantes para la historia de la Nueva Galicia y la Nueva Vizcaya y el sur de Estados Unidos.

 

Fco. Javier Arellano López

Nochistlán, Zac. 17 de noviembre del 2018.

(Extracto)

 

Edgar M. Arauz

Edgar M. Arauz

Zacatecas, México

Ingeniero en electrónica, Maestro Universitario, Investigador, Poeta, Fotógrafo.

Amante febril de la fotografía, poesía, narrativa, artes plásticas, whisky, vino tinto y el rock.

Viajero incansable.  Agitado por el dolor de los migrantes a causa de las guerras y la pobreza.  Iracundo por la crueldad hacia los animales.  Temeroso de los políticos.  Seducido por los pies y el talento de Taylor Reed, atraído por los guitarrazos de Ed Sheeran, las piernas y voz de Hannah Reid cantante del fresquísimo London Grammar, avivado por la intensidad de Gabriela y Rodrigo, hipnotizado por la historia de la conquista de México, por la fundación y el legado material e inmaterial en la Nueva Galicia y la Nueva Vizcaya.

Edgar M. Arauz, abriga cuatro libros ya registrados:

“Lejanas sombras de invierno”

“Diego de Ibarra y el Cristo que se arrastra”,

“Cristóbal de Oñate, cuando la noche gruñe”

“Juan de Tolosa, Insignias de la conquista”.