Revista Væranda

Un análisis de la propuesta de Mariátegui

This text was written after discussions and work done in the class “Curso de Redacción Académica para Hablantes Nativos” taught by Lidwina van den Hout

José Carlos Mariátegui fue uno de los más grandes escritores e intelectuales peruanos del siglo XX, siendo sumamente influyente en la cuestión del indio. Deleitó a sus lectores con La escena contemporánea y su obra cumbre llamada Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Precisamente, en esta última obra, Mariátegui explica la problemática del indio y la distribución de la tierra. Asimismo, expone las diferentes aristas del problema y nos propone una solución: la redistribución de la tierra en favor del indio. Más allá de que compartamos o no sus ideologías políticas, considero que sus ideas son dignas de un análisis académico para estudiar qué tan viable era aquello que sugería allá en 1928.

 

El punto de partida para este ensayo debe ser el entendimiento del indio (o el hombre del campo, como se le conoce ahora) como dependiente de los latifundistas y feudales1, pues estos últimos eran los dueños de la tierra. Los indios –forzados por la necesidad de obtener comida y sustento para sus familias– no tenían otra opción que trabajar para uno de los hacendados a pesar de los innumerables abusos que estos cometían y de las condiciones inhumanas de trabajo. En efecto, entregar las tierras de los latifundistas y feudales a los indios elimina esta dependencia y el dominio ejercido por los dueños, pero no es así de sencillo. Inicialmente, los indios estarían contentos, pues ya no estarían siendo oprimidos, pero esta felicidad no sería duradera, puesto que ni los indios ni la sociedad están preparados para este cambio. Ciertamente, en el Perú de aquel entonces, la solución propuesta por Mariátegui era viable y funcional; sin embargo, necesitaba apoyarse en el aspecto educativo y social para tener éxito, pues de otra manera resultaría ser insostenible a través del tiempo.

 

En primer lugar, el indio había sido muy relegado en el aspecto educativo, pues en su mayoría tenía un nivel de estudios muy limitado. El mismo Mariátegui reconoce que el gamonalismo subsiste por este bajo nivel de instrucción al que llama “ignorancia del indio”. Educar al indio le permite ampliar su perspectiva, dar cuenta de la realidad que vive y lo empodera para frenar esta situación y evitar que sea subyugado nuevamente. Por otro lado, es importante destacar que, aunque el indio conoce y domina sus labores en el campo, desconoce el trabajo administrativo de transporte, distribución, contratos y ventas que son las tareas del hacendado. Como lo indica Fernando Eguren (2006): “La pérdida del personal técnico y gerencial que laboraba en las haciendas más modernas fue [..] una de las razones principales para que ellas fracasasen. No hubo una política decidida de formación de cuadros técnicos que reemplazasen a los desplazados.” (p. 15) En otras palabras, no se previó quienes suplirían el trabajo de los hacendados. Por ello, al recibir la propiedad de las tierras, el indio tuvo que asumir dichas funciones, pero carecía de la instrucción técnica para hacerlo adecuadamente. Por mejores cosechas que se haya producido o muchas tierras que haya tenido, si no se distribuyen y exportan los productos, aquello que parecía ser la luz al final del túnel, no será más que una falsa esperanza.

 

En segundo lugar, en el aspecto social también es necesario un cambio. Por aquellos años la sociedad peruana creía fielmente en la inferioridad social del indio y el entregarle la propiedad de las tierras no iba a cambiar mágicamente esta concepción: se requería de una concientización de la población y una reivindicación social del indio. Esto está directamente ligado con el punto anterior, pues la mejor manera de romper este estereotipo de inferioridad es demostrarle a los demás ciudadanos que el indio tiene las mismas capacidades que cualquier otro ciudadano y eso se logra en base a la educación, conocimiento y esfuerzo.

 

Recordemos también que a pesar de que se le expropie las tierras a los latifundistas, son ellos quienes tienen el poder adquisitivo y si ellos siguen viendo como inferior al indio o le guardan resentimiento por adueñarse de sus tierras, no les van a comprar sus productos y en consecuencia la redistribución de la tierra fracasará. Es innegable que, si el indio recibe las tierras de la nada, desataría la envidia del resto de la población y no sería respetado; por ello es vital también que los ciudadanos vean un esfuerzo detrás de esta redistribución de la tierra: que sientan que el indio luchó y se ganó las tierras, no que se las regalaron. En síntesis, el ganarse este respeto en la clase alta, media y baja así como el lograr la erradicación de la explotación laboral son las claves del aspecto social que propiciarán el buen funcionamiento de una reforma en la distribución de la tierra.

 

Mariátegui (1928) indica que: “[la cuestión indígena] tiene sus raíces en el régimen de propiedad de la tierra” (p. 27) y posteriormente que “repudia y descalifica las diversas tesis que consideran la cuestión como uno u otro de los siguientes criterios unilaterales y exclusivos: administrativo, jurídico, étnico, moral, educacional, eclesiástico.” (p. 30). Efectivamente, Mariátegui hace una correcta identificación del eje central del problema del indio, pero falla al desestimar la importancia de otros criterios. Aquí yace el mayor problema de su interpretación, pues todos estos criterios que él mismo menciona hacen parte del problema y ninguno es excluyente: no es solo uno, sino la combinación de todos ellos la que tenía –y aún tiene– al indio en una posición desfavorable.

 

Han pasado casi 100 años desde la publicación del ensayo de Mariátegui y la situación del indio ha mejorado, pero no lo suficiente. Las explotaciones –ahora por parte de las grandes empresas– aún persisten. La desinformación y los problemas educativos aún persisten. La discriminación y el “choleo”2 aún persisten. Es debido a ello que los peruanos han salido a marchar y reclamar en las últimas semanas, pero lamentablemente aún nada ha cambiado. ¿El motivo? En su momento con la reforma agraria de Velasco en 1969 solo se pensó en la redistribución de la tierra: no hubo plan educativo, político, social ni religioso. En las últimas elecciones de 2020, solo se pensó en darle el poder político al hombre de campo: no hubo consideración de su bajo nivel educativo, su nula experiencia política ni su desconocimiento de la distribución territorial. Por dichos motivos, en ninguno de los dos momentos se logró la anhelada solución: solo se fijaron en un aspecto y se olvidaron de los demás.

 

Sin una mejora en todos los aspectos (la distribución de la tierra, lo político, lo social, lo económico, lo educativo, lo religioso, etc.), ni esta reforma ni su consecuente felicidad serán sostenibles a través del tiempo. En efecto, la idea de la redistribución de la tierra es funcional y primordial para la reivindicación del indio, pero como toda idea, tiene que estar apoyada en el trabajo colectivo, pues por sí sola estará condenada al fracaso. No debemos hablar de una reforma agraria, sino de una reforma generalizada que garantice el acceso del indio a una educación de calidad, que venza las barreras étnico-sociales y que logre unir a la nación. Solo así podremos devolverle al indio el respeto, la dignidad y el lugar que históricamente se le ha negado.

 

 

 

1.Los feudales o señores feudales son quienes estaban a la cabeza de la organización política y social basada en las haciendas o feudos. Ellos eran los dueños y administradores de las tierras y sus vasallos (en este caso, los indios). Específicamente, la época del feudalismo que en el Perú se extendió desde el siglo XVI (conquista) hasta el siglo XX.

2. Se entiende por “choleo” al acto de menospreciar o llamar de forma despectiva a las personas naturales de la sierra y los andes.

Referencias Bibliográficas:

Mariátegui, J. (1928). Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Recuperado de: https://canvas.uchicago.edu/courses/46740/files/8524609?wrap=1

Eguren, F. (2006). Reforma agraria y desarrollo rural en el Perú. Recuperado de: https://centroderecursos.cultura.pe/sites/default/files/rb/pdf/REFORMA%20AGRARIA%20 Y%20DESARROLLO%20RURAL%20EN%20EL%20PERU.pdf

Alejandro Orihuela

Alejandro Orihuela

Hola, mi nombre es Alejandro Orihuela y nací en Lima, Perú. Soy un estudiante de Ciencias de la Computación en la Universidad de Chicago. Aunque mi pasión está en la tecnología y el desarrollo de software, desde pequeño he tenido una afición muy particular por la escritura en español. Siendo esto así, es para mí una gran satisfacción tener un lugar donde poder seguir desarrollando y compartiendo mi escritura a miles de kilómetros de casa.