El director de cine Luís Buñuel regresó brevemente a España de su largo exilio para rodar la película Viridiana en 1961. Años más tarde, en 2013, el director Pawel Pawloski regresó a su Polonia natal para rodar Ida, ganadora de un Oscar a la mejor película extranjera en 2014. La realización de ambas películas tiene su origen en historias de desplazamiento, exilio y retorno por parte de sus directores.

También las similitudes entre ambas películas son destacables. Ambas están ambientadas en 1961, Viridiana en una España anticuada en pleno franquismo e Ida en la época del gomulska, o pequeña estabilidad post stalinista. Ambas están rodadas en blanco y negro. Las dos protagonistas son una joven monja que deja el convento para visitar un familiar cuya estancia cambiará radicalmente sus vidas. Ambas experimentan el suicidio del familiar a quien visitan. En el caso de Viridiana, su tío terrateniente y en Ida su tía que fue una juez activa en las purgas stalinistas. Es su tía quien confiesa a Ida que su verdadero nombre es Ana Lebestein y que sus padres eran judíos que fueron matados en la guerra. Mostrando la foto de boda de su madre, Ida es convencida de esa historia que redefine su identidad, al observar su semejanza con ella, igual que Viridiana al observar el retrato de boda de su tía con gran semejanza física.

Los directores de ambas películas saben reproducir un fuerte efecto de melancolía. Sara Freeman observa que el cine de Pawlowski está cargado de dolor, crisis de identidad y búsqueda, creando la belleza que viene de ese proceso. Pawlowski, en una entrevista al periódico británico The Guardian, reveló que decidió rodar en blanco y negro por las fotografías que se llevaron al exilio que eran sus recuerdos de Polonia. El trato que hace Pawloski sobre el catolicismo es respetuoso en todo momento, lo que difiere completamente de los sacrilegios de Buñuel en Viridiana. La otra gran diferencia es que Ida decide regresar al convento para seguir su vida de monja mientras que Viridiana abandona su vida religiosa.